El infarto se reconoce por la aparición brusca de
los síntomas característicos: dolor intenso en el pecho, en la zona precordial
, sensación de malestar general, mareo, náuseas y sudoración. El dolor puede
extenderse al brazo izquierdo, a la mandíbula, al hombro, a la espalda o al
cuello.
Hay que advertir que aproximadamente la mitad de
los infartos aparecen sin síntomas previos, o sea, que el infarto es la primera
manifestación de la cardiopatía isquémica.
Otras veces, en cambio, unos meses antes de tener el infarto el paciente
presenta molestias precordiales, sensación de malestar, cansancio, mayor
irritabilidad, etc, o incluso en ocasiones molestias de estómago, que hacen
confundir los síntomas de infarto con los procedentes de otros órganos.
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